Históricamente, la medicina ha enfocado el tratamiento de la escoliosis desde una perspectiva estética, tratandola como un defecto cosmético. Esta visión desafortunadamente sigue actual y destaca la estética como el objetivo principal del tratamiento. Como psicóloga, considero más bien el tratamiento orientado a la salud.
Hay varias maneras de concebir el cuerpo, diferencias que sería interesante integrar. En la visión “cosmética”, se prioriza la apariencia física, el cuerpo se ve como perfecto o defectuoso y se prioriza una visión racional, medible, basada en la vista y al final en el juicio (me gusta/ no me gusta). En esta visión no hay espacio para la conexión con el propio cuerpo, hay más bien una distancia bajo unos criterios externos.
¿De dónde viene esta idea?
Sin embargo, hay otra manera de vivir el cuerpo: cuando tratamos de conectar con él reconociéndolo como un proceso dinámico, vivo, con múltiples funciones. Este último enfoque no solo activa nuestros otros sentidos, sino que también conecta con aspectos internos como la capacidad de sanar, la digestión, la respiración y el placer, entre otros.
El desafío radica en encontrar un equilibrio en el tratamiento de la escoliosis, donde los profesionales médicos midan y evalúen tu radiografía, pero sin que tu pierdas la conexión con tu propio cuerpo y lo consideres tarado. Pero ¿cómo se hace?
Te invito a prestar atención a tu espalda en este preciso momento, ahora que estás leyendo este artículo.
Te invito a prestar atención a tu espalda en este preciso momento, ahora que estás leyendo este artículo.
Comienzas a notar tu respiración e imagina que el aire al entrar atraviesa tu columna vertebral como si fuera una pajilla, comenzando en tu coxis y ascendiendo hasta tu cuello.
Tu cuello está libre, sin tensión alguna. Tu postura es majestuosa, como si fuera la de un rey o una reina en su trono. No hay rigidez. Siente los pies firmemente plantados en el suelo, tus glúteos apoyados en la silla y tu espalda sostenida.
Te sientes con seguridad y apoyo. Tu espalda se hunde en la silla y tu cabeza se eleva hacia el cielo.
Al inhalar, el aire sube del coxis a las vértebras cervicales, y al exhalar, baja desde las cervicales hacia el coxis.
La sensación es agradable y, si no lo es, intenta ajustar tu postura para eliminar cualquier tensión.
Continúa respirando y siente cómo el aire que entra expande tus pulmones, tu caja torácica y tu abdomen, y al salir, tu estómago y tu pecho se retraen suavemente.
Observa cada respiración como si estuviera en la arena observando las olas del mar.
Tu mente está tranquila, así como tus emociones y pensamientos. Vive en el momento presente, anclándote al aire que entra y sale.
Al hacerlo, alinea tu cuerpo, tu mente y tus emociones: todo fluye en armonía. Te elevas hacia arriba y te arraigas hacia abajo, respira y te conectas con la tierra y el cielo.
La paz se expande en tu pecho. Tus hombros se relajan y caen.
Busca la alineación: tu eje central es tu columna vertebral, sin importar cómo sea.
La visualizas estirándose hacia arriba, suavizando las curvas, que así se reducen… respira a lo largo de tus curvas, las oxigenas, les das aire y energía.
Todo es perfecto tal como es. No hay juicio, sientes gratitud hacia tu cuerpo por lo que logra hacer cada día.
Expresas gratitud por tus huesos porque sostienen el peso de tu cuerpo y te dan estructura y forma.
Sientes gratitud por tus músculos que te proporcionan energía y te permiten moverte, desplazarte, levantarte de la silla y viajar.
Agradeces a tu corazón por trabajar día y noche sin cesar.
También expresas gratitud por tu respiración, porque como un fuelle incansable, está siempre ahí, incluso cuando no la piensas y las olvidas.
Siento que, si logras experimentar todo esto, estás nutriendo y amando tu cuerpo. Creo firmemente que este es un trabajo para hacer de forma constante, una manera de honrar nuestro cuerpo cada día, de nutrirlo y expresar gratitud por todo lo que hace.
Estoy convencida que sólo un enfoque que integra las mediciones objetivas con las conexiones con el cuerpo puede ayudar a las personas a desarrollar una imagen corporal positiva, reconociendo tanto la estética como la funcionalidad, y promover así un tratamiento más humano y comprensivo de la escoliosis.
Sobre el autor:
Dra. Elisabetta DÁgata
Elisabetta es Doctora en Psicología Clínica, es una psicóloga e investigadora italiana, especializada principalmente en el área de la escoliosis idiopática. Cree en la indisolubilidad de la unidad mente-cuerpo y es consciente de la necesidad de un apoyo emocional especializado en la atención al paciente con la escoliosis. De hecho, está activamente acompañando a los pacientes con escoliosis en sus procesos de auotconocimiento y/o de manejo de dolor.
Su compromiso con la comunidad científica la ha llevado a participar en los Congresos SOSORT (International Society on Scoliosis Orthopaedic and Rehabilitation Treatment) desde 2010. Además, es autora de varios artículos científicos y escribió el primer libro de psicología sobre la escoliosis idiopática dirigido a profesionales: El apasionante viaje Hacia El Mundo Del Adolescente con Escoliosis idiopática. Psicología para Los Profesionales De La Escoliosis.
Finalmente, está fuertemente motivada en formar a los profesionales en algunos de los programas internacionales más importantes.